18 de marzo de 2013

El día a día

El día a día que se convierte en rutina con las mismas acciones, mismos caminos y mismas caras. Desde que nos levantamos hasta que volvemos por la noche a este mismo lugar, acontecen una serie de situaciones que hacen de nuestra vida una máquina aburrida. Por ello, nunca viene mal hacerla lo más llevadera posible dándole un toque diferente. 

Deja en casa el careto recién levantado, las lagañas mañaneras y la cueva que forma tu cara a primeras horas de la mañana. Prueba a salir vestido con una sonrisa, a cantar los buenos días a tus vecinos y quererte a ti mismo al igual que al resto. 

Todo ello se hace más llevadero cuando aparecen nuevas personas que se cruzan en tu camino, aquellas que empiezan a formar parte de ti muy poco a poco. Comienzas a darle un valor insignificante a esta nueva etapa, cuando ni siquiera te has parado a pensar que todo tiene un por qué. 

Un día cualquiera se cruza una mirada en tu sendero y sin más miramiento, se convierte en costumbre a las pocas semanas. Entonces, lo rutinario y habitual pasa a ser una novedad disfrazada bajo la típica sonrisa tonta. Es aquí cuando exprimes tu tiempo al máximo, cuando aprovechas cada minuto que pasa y cuando la vida te parece algo con lo que aprender cada día. Ya lo ves todo diferente bajo la sombra de lo normal, pierdes el miedo a salirte del camino. Te hacen sentir como pocas veces y lo más importante, sin dejar de ser tú mismo. 

Dicho todo, deja el disfraz en casa y coge la careta que más te guste, pero sal a la calle con ganas de comerte el mundo. 

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